El encanto y la ubicación de la propiedad son excepcionales. Le espera un verdadero oasis de paz lejos de las multitudes, donde los únicos sonidos que se oyen mientras se relaja en el jardín o en la hermosa piscina son los pájaros y las cigarras cantando. El tamaño de la casa y su mobiliario son de primera clase en todos los aspectos: Aquí se sentirá como en casa con sus seres queridos.
A sólo 7 km, el pueblo de Lagrasse, construido alrededor del año 800, atrae a los visitantes con su hermosa abadía y varios festivales durante los meses de verano. No dude en descubrir esta región por sí mismo. Narbona o Perpiñán no están lejos, al igual que las playas del mar Mediterráneo, siempre tentadoras para un refrescante baño.
Seguro que recordará su estancia en esta casa durante mucho tiempo y con agrado.