Disfrute de unas auténticas vacaciones de aventura en el corazón del Val di Nievole en esta casa de vacaciones bien equipada.
Esta luminosa y aireada casa de vacaciones con baños en suite ofrece a los aventureros un sinfín de posibilidades de excursión y es el refugio perfecto cuando sus pies necesitan relajarse al final del día o cuando desea tomarse un descanso y disfrutar de una buena comida. Durante el día, puede sentarse en el banco con un café en la mano y charlar sobre sus muchas impresiones.
Ponte Buggianese es un tranquilo pueblo de las tierras bajas del Val di Nievole y su proximidad al Padule di Fucecchio lo convierte en un excelente punto de partida para explorar la belleza natural de la marisma interior más grande de Italia, aunque ahora sea mucho más pequeña que las antiguas marismas lacustres. El Padule es un verdadero paraíso para los observadores de aves y una joya natural que hará las delicias de grandes y pequeños. El encanto del pueblo se ve reforzado por los testimonios aún visibles de las obras de construcción realizadas aquí a lo largo de los siglos por las familias Médicis y Lorena. La iglesia de peregrinación de la Madonna del Buon Consiglio, del siglo XVII, merece una visita durante un paseo por el pueblo. La región también es rica en tesoros culturales, históricos y artísticos, en los que podrá sumergirse en las ciudades de Montecatini Terme, Lucca, Pistoia, Prato y Florencia.
Esta luminosa y aireada casa de vacaciones con baños en suite ofrece a los aventureros un sinfín de posibilidades de excursión y es el refugio perfecto cuando sus pies necesitan relajarse al final del día o cuando desea tomarse un descanso y disfrutar de una buena comida. Durante el día, puede sentarse en el banco con un café en la mano y charlar sobre sus muchas impresiones.
Ponte Buggianese es un tranquilo pueblo de las tierras bajas del Val di Nievole y su proximidad al Padule di Fucecchio lo convierte en un excelente punto de partida para explorar la belleza natural de la marisma interior más grande de Italia, aunque ahora sea mucho más pequeña que las antiguas marismas lacustres. El Padule es un verdadero paraíso para los observadores de aves y una joya natural que hará las delicias de grandes y pequeños. El encanto del pueblo se ve reforzado por los testimonios aún visibles de las obras de construcción realizadas aquí a lo largo de los siglos por las familias Médicis y Lorena. La iglesia de peregrinación de la Madonna del Buon Consiglio, del siglo XVII, merece una visita durante un paseo por el pueblo. La región también es rica en tesoros culturales, históricos y artísticos, en los que podrá sumergirse en las ciudades de Montecatini Terme, Lucca, Pistoia, Prato y Florencia.