Especialmente en la región de Pomerania, la pequeña ciudad en el Bodden, como es llamado por muchos hoy en día, jugó un papel importante. Ya desde lejos se ve la torre de la iglesia de Santa María, que incluso ahora sirve de baliza marítima para los numerosos navegantes profesionales y de recreo. En el siglo XVIII, cuando Barth aún estaba bajo dominio sueco-pomerano, la antigua residencia de la calle Klosterstraße se convirtió en un noble Fräuleinstift, que se siguió utilizando como tal hasta mediados del siglo pasado. Estos son sólo dos ejemplos de una breve visita histórica que merece la pena realizar. La Oficina de Información de Barth ofrece diariamente durante la temporada una visita guiada por el casco histórico.
En el casco antiguo y sus inmediaciones encontrará una amplia oferta comercial. Por la tarde, el puerto deportivo invita a pasear, donde podrá terminar el día contemplando una intensa puesta de sol. Desde el muelle salen a diario barcos hacia Zingst y en temporada también hay excursiones de Barth a Hiddensee. Directamente en el puerto se ofrecen pequeñas excursiones en velero, por ejemplo en los antiguos barcos de madera de Zees. Fuera de las murallas de la ciudad, la vista encuentra sosiego al contemplar la amplia costa de Bodden, los campos y los oscuros bosques, a los que se puede llegar a pie o en bicicleta.